Loredo NAVC01

Loredo NAVC01

Santander

A orillas del mar cantábrico, rodeada de pinos y encinas se encuentra esta vivienda unifamiliar. La casa se encuentra en una parcela alargada, abierta a las vistas del mar por su lado noroeste, con la ciudad de Santander ubicada al fondo de la bahía. Con esta situación, el paisaje se convierte desde un primer momento en una prioridad a la hora de concebir la arquitectura. Se plantea una vivienda-mirador, en el cual las transparencias de sus grandes paños de vidrio nos hacen tener plena conciencia del entorno y la ubicación junto al mar.

 

Esta orientación supone no obstante una exposición directa a fuertes vientos y lluvias en la región, por lo que se convierte a su vez en un reto a afrontar y obliga a establecer soluciones para resolver las necesidades que de ello se generan.

En este sentido, se establecen una serie de órdenes que conformarán una especie de nueva arquitectura vernácula para el estudio.

 

Para el disfrute de los espacios exteriores vinculados a la vivienda, los planos verticales de fachada se pliegan y generan patios abiertos al exterior, resguardados de los vientos. Por su parte, los porches y aleros proporcionan espacios cubiertos para las lluvias.

 

Otra de las premisas radica en la reinterpretación de los materiales. Los muros de mampostería de piedra caliza (material propio de la arquitectura tradicional cántabra por antonomasia) conforman los paños ciegos de las fachadas, y son utilizados de una forma alternativa a la tradicional. La madera aparece parcialmente en paramentos, teniendo una presencia protagonista en techos exteriores e interiores, colocados en lamas que refuerzan la direccionalidad de la casa hacia las vistas del mar.

 

En su concepción formal, la vivienda se erige como un volumen rotundo y sencillo, con un claro estilo moderno inspirado en la arquitectura de Míes Van der Rohe, en el cual los elementos se reducen a su mínima expresión.

La estructura de la vivienda, está realizada con muros pantalla de hormigón armado, que se alternan con paños de vidrio y resuelven y configuran la propia arquitectura.

La planta se dispone en forma de “L”, quedando articulada en dos alas que pueden funcionar de manera independiente o conjunta. La nave este-oeste alberga los espacios comunes y el dormitorio principal, siendo así la parte más utilizada de la vivienda. La nave norte-sur queda reservada para las habitaciones de invitados, por lo cual se usa solamente en ciertas ocasiones.

Esta separación de usos en dos claros volúmenes se hace visible a la llegada a la vivienda, en la entrada (donde confluyen ambas alas). El juego de llenos y vacíos y las transparencias nos permiten observar el mar desde el exterior, a través del hueco que se genera en la articulación de ambas zonas.

Fotografía: David Zarzoso